Hoy escuchaba en la radio algo que me ha dado que pensar, y es la siguiente reflexión "el ser humano sobrevivió gracias entre otras muchas cosas a su gran habilidad para mentir". Parece una paradoja, pero mentir, y hacerlo bien, es una cualidad que denota como mínimo una inteligencia desarrollada para tergiversar la realidad y evitar las catastróficas consecuencias de la verdad. Dicho de otro modo , mentir puede salvarnos la vida. Solo hay dos formas de mentir, o a alguien o a ti mismo/a.
El autoengaño es en realidad una defensa para adaptarnos al mundo real, y a veces es necesario e imprescindible para seguir adelante con nuestras vidas. Hablando con mi hijo preadolescente, 14 añitos, me cuenta que si fuéramos "más tontos", seríamos más felices...y no le falta razón, hay muchos estudios que lo demuestran. Yo le replico diciéndole que la ignorancia tampoco es la panacea de la felicidad. Como siempre el equilibrio entre el conocimiento, y la habilidad para utilizar ese conocimiento en post de un estado emocional tranquilo, feliz, y en paz, nos proporcionaría una fuente continua de alegría. Por desgracia, esa habilidad emocional, es la que a veces en sociedades evolucionadas, acaba desvaneciéndose o quedándose digamos en desuso.
La mayor parte de los conocimientos que tenemos no nos hace más felices, solo más eficaces. Es hora de plantearse qué es lo que verdaderamente nos hace felices. Es hora de ser egoístas, en el buen sentido, hay un buen sentido para todo, y empezar a moldear las formas, la actitud, pequeños detalles que pueden marcar la diferencia, evitando los bucles de pensamientos negativos y buscando, incesantemente, y a conciencia, todas las circunstancias, personas, lugares, actividades, que puedan aportarnos estados emocionales positivos, de tranquilidad, de alegría, de placer, de superación, de concordia, de amabilidad, de armonía, de autenticidad compartida.
Es nuestra responsabilidad encontrar esos espacios y recrearnos en ellos, disfrutando como niños. Mientras escribo esto no para de venirme una película a la cabeza, así que tendrá que salir por mis dedos, La Vida es Bella.
No es necesario que nadie nos cuente cómo están las cosas en este pequeño punto azul pálido llamado Tierra. Están mal.
Sabiendo lo que sabemos, y expuestos como estamos a cada día más y más "desgracias", me siento responsable de tomar una determinación, de encontrar ese estado, o actitud, en la que poder mantener la alegría por la vida, a pesar de..
Una vez mi querido Kiko, el director del centro budista de Tushita en el Montseny donde solía hacer
los intensivos de Tai-Chi, nos contó, sentado bajo su árbol preferido, que nosotros, los que hemos nacido en el primer mundo y tenemos nuestras necesidades básicas más o menos cubiertas, techo, ropa y alimento, y sí, también, paz, tenemos sólo una responsabilidad común, y no es otra que la de Ser Felices.
El decía que se lo debemos a todos aquellos, niños, mujeres y hombres, que no pudieron ni pueden a día de hoy pensar en algo más que no sea sobrevivir un día más.
Puede parecer un cuento chino, pero no lo es. ¿Te has puesto en su piel alguna vez? ¿has podido comprender su dolor? ¿qué pensaría ese niño triste y desnutrido, oyéndote quejar de esto o aquello en tu sociedad avanzada? que estamos chalados. Eso piensan, que nuestra sociedad está psicotizada y enferma.
Pocas veces le quito yo la razón a los niños.
El autoengaño consciente es la herramienta psicológica más avanzada que posee el ser humano. Es tan potente que puede transformar tu vida en unos instantes. Se desarrolla en situaciones límite, como escudo frente a la cruel realidad, frente a esas circunstancias en las que nadie querría estar, como en un campo de concentración. No es necesario llegar al límite para tomar conciencia de lo que podemos hacer, cambiando nuestra forma de pensar, transformando pensamientos basados en creencias antiguas, heredadas, en pensamientos positivos, propios, avivando la esperanza (aunque sea escasa) sonriendo a la vida, porque la vida es indudablemente bella para ser experimentada.
Siempre podemos creer en lo que queramos, sin caer en la ingenuidad claro. Tampoco podemos echar marcha atrás a lo que ya conocemos, así que qué nos queda, la actitud, esa fuerza motora que como dice Victor Kuppers, multiplica más que suma, al valor del ser Humano. Su fórmula V= C+HxA. Según esta fórmula, el valor de la persona, si es que se puede medir eso, serían los conocimientos que tiene más las habilidades que posee POR la actitud que presenta, que es lo principal y verdaderamente importante en la vida.
Así que mi deseo para vosotros/as estas Navidades es que utilicéis cierta dosis de autoengaño,, mirar hacia dentro y como si fuera un juego, que lo es la vida, sonreíd a los Reyes, a los Magos, avidad la ilusión, la esperanza, provocad tantas risas como podáis con los más peques, se lo merecen, y afecto y cariño a nuestros mayores, que también se lo merecen, disfrutad a pleno pulmón de los villancicos, saboread los turrones, bebed con gusto y moderación, compartid con la familia y los amigos todas las alegrías, sin dejaros ni una, y también algunas penas. Cread burbujas de alegría (con cava mejor) y recrearos, como si de una escena a cámara lenta se tratara, en todas las cosas bonitas que nos acontecen a diario.
Os deseamos unas Felices Fiestas a todos! con actitud e intención, como al practicar Tai-chi
Salut i Amor
Alicia