Sobre mi


Bienvenidos a este blog. Solo pretendo abrir una puerta para dar a conocer mi trabajo y mi persona. Quisiera acercarme a todos vosotros, animaros a preservar en vuestro intento de profundizar en estas técnicas y/o a emprender el camino con firmeza y determinación. Os envío un fuerte abrazo y espero que este blog os sirva de guía, por si quereis empezar a practicar tai-chi, o participar en algunos de los seminarios anuales que organizo, aquí encontrareis toda la información al respecto, junto con fotografías y vídeos.

Mis datos de contacto por si queréis resolver alguna duda son:

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Despierta tu energia Vital
Alicia López Marchal

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Alicia López Marchal

Me llamo Alicia López, nací en Barcelona el 10 de febrero de 1971, hace ahora 46 años. Mi interés por toda la filosofia oriental y especialmente por el Tai-chi ocurrió casualmente una mañana de domingo, cuando residía en  Granada, el verano del 96. Una buena amiga mia, profesora de inglés, practicaba en el patio de la casa que compartíamos, una técnica llamada Chi-kung y luego se dejaba llevar por unos movimientos gráciles y suaves que despertaron enormemente mi curiosidad, se trataba del arte del Tai-chi-chuan.
No pude menos que observarla durante un largo rato, y algo en mi interior me dijo que debía  regresar a Barcelona para empezar a aprender estas técnicas. Y así lo hice,  regresé con las ideas muy claras. Por aquel entonces tenía 28 años y pensé que lo primero que necesitaba era un centro y un profesor donde asistir regularmente a clases y aprender las bases de estas técnicas. Lo encontré cerca de mi barrio en Sant Martí, en el ya desaparecido Ateneu cultural de la Farinera. Mirando atrás con perspectiva me asombra ver lo que aquel primer paso iba a suponer en el resto de mi vida, transformándola  y enriqueciéndola por completo hasta el día de hoy. Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que soy, sobre todo, una persona que cree en lo que hace, por eso me gusta profundizar en todo aquello que exploro, y estas técnicas, el tai-chi-chuan y el chi-kung, me daban una gran posibilidad de exploración y profundización, ya no solo de las posibilidades físicas de mi cuerpo, sino también de todos los aspectos y facetas que integran este ser que soy, mi mente, la gran y desconocida mente humana.
El aprendizaje y la práctica del tai-chi me atrapó por completo. La disciplina, la concentración, el equilibrio, la coordinación, el autocontrol y la superación de aquel reto, suponía para mi un sinfín de sensaciones nuevas. A los pocos meses de empezar, atravesé un periodo de frustración al no conseguir  que mi cuerpo se relajara lo suficiente para poder armonizar los movimientos, poco después, con la correción postural, mi cuerpo empezó a crujir, hombros y espalda se estaban recolocando en su sitio. Mi respiración también empezó a ser más profunda, más intensa, nunca me había dado cuenta de la cantidad de oxígeno que pueden absorber mis pulmones hasta que empecé a respirar con el chi-kung.
Me explayaría páginas y páginas explicando todos esas primeras sensaciones, a nivel físico, mental y emocional, que me embargaban con cada vez con más intensidad a medida que pasaba el tiempo. Pensé que una vez aprendida “la forma” (la consecución de los 24 movimientos encadenados de la tabla de taichi), finalizaría una etapa, un reto…prueba superada!...pero no fue así…y eso es precisamente lo que ahora más valoro de la práctica de este arte, que es ilimitada, infinita, no se acaba nunca, y no me refiero al reto de aprender diferentes formas, cortas y largas, con espada y/o abanico, me refiero al hecho de que el tai-chi, es, a pesar de su origen marcial, una actividad que parte de la mente, y ésta es igualmente ilimitada, y que “las Formas”, como su propio nombre indica, son la excusa, la justificación, la parte más vistosa,y que de lo que verdaderamente se trata , no es de dominar la técnica y acumular muchas formas distintas, sino de ir más allá, profundizar en la raiz. La finalidad del tai-chi, es  alcanzar la paz espiritual, la mente clara, la alineación de nuestros centros energéticos, el fluir del chi físico (autosanación), y la expansión y apertura del “shen”, la energía mental o espiritual. Y esto no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. La única llave que nos puede abrir esta puerta, es la práctica regular y consciente, la actitud, más que la disciplina, de creer en lo que hacemos, ahí está la alineación, el hacer, sentir y pensar la misma cosa a la vez y en total armonia, de eso se trata, algo aparentemente sencillo de comprender, y tan difícil de poner en práctica.
 


AFICIONES Y RETOS PERSONALES


Pinceladas de mis nuevos retos y experiencias.

La energía que generamos está para ser usada, canalizada. Es como el dinero del banco, se guarda un poco para los imprevistos, pero el resto es para disfrutarlo en vida, mientras tengamos salud e ilusiones.
Así que con la energía que he ido almacenando en invierno, he decidido hacer uso ahora en primavera y aprovecharla para adentrarme en estas dos maravillosas actividades, la escalada y el submarinismo. Nada que ver a priori con mi profesión y mi pasión que son el Tai-Chi y el Chi-kung, y sin embargo tienen sus puntos en común. La escalada sobre todo requiere concentración máxima, atención al cuerpo para saber equilibrar los momentos de descanso y los de explosividad para subir o avanzar al siguiente eslabón en el momento preciso, o sea, precisión en los movimientos también y sobre todo calma mental. Algunos de estos aspectos son comunes a la práctica del Tai-Chi. El submarinismo requiere también mucha calma mental y llevar una respiración larga y profunda, como la del Chi-kung. La observación del mundo natural marino me produce una quietud y un estado de calma y felicidad difícil de explicar.
Me siento agradecida por todo lo que estoy experimentando y por tener el privilegio de poder dedicarme a la enseñanza de mis artes favoritas.











 


VACACIONES VERANO 2016

Ya estamos en septiembre y por fin vuelvo a mi rutina habitual, que no es otra que dar mis clases de taichi y chikung. Ya sé que para la mayoría esta vuelta a la rutina supone un bajón emocional, para mi, y lo digo con la boca pequeña, no es así. Debo de ser de las pocas personas que se alegran de volver al trabajo, pero qué le voy a hacer. El reencuentro con la disciplina habitual y la práctica del chikung y del taichi me alegra el espíritu, me reconcilia de nuevo con mi espacio interior, con mi espacio sagrado, de silencio y calma, el estado de paz mental, con la mente más reflexiva, esa mente que ha estado este mes de agosto absorta en el exterior, explorando, descubriendo y sintiendo nuevas sensaciones. Aún las llevo dentro, ahora me toca volver adentro, asimilar todo lo acontecido y de alguna manera digerir la experiencia vacacional.

La meditación, los estados de vacío mental, de sentir el momento presente con plenitud se pueden dar de muchas formas, a veces no es necesario dedicar un tiempo ni un espacio concreto para ello, a veces simplemente ocurren. A pesar de no haber hecho ni un solo estiramiento de chikung ni haber practicado ni una sola forma de taichi, he sentido esos momentos intensamente estas vacaciones, y me he sorprendido a mi misma, fuera de las salas y las paredes de los gimnasios, meditando a traves de la contemplación. Qué gran herramienta la contemplación sin más, dejarse absorber por un paisaje, una puesta de sol, y en concreto para mi estas vacaciones, por el fondo marino de Koh Tao, una isla en el sur de Tailandia.

Cuando leo los koanes del budismo japonés, estas frases cortas, incoherentes y a veces absurdas, que no tienen otro cometido que el liberar la mente de prejuicios, liberarla de todo lo aprendido y en un segundo vaciarla para experimentar la iluminación, me doy cuenta de que estamos rodeados de koanes, no escritos, no pronunciados, están por todas partes, solo hay que mirar atentamente, y eso hice, con atención plena, observé la gran belleza oculta, silenciosa, esperándome entre los corales de mil colores, de mil formas. Mi mente quedó parada, atónita, no había explicación posible para mí en ese momento. Todo se grabó en mi cuerpo y en mi alma y me transformó para siempre, así lo siento. 

Todo lo que lleva tiempo para formarse tiene una belleza única, frágil y a la vez poderosa. Me recuerda que la humanidad también ha surgido de esa lucha contra la adversidad, ha florecido, se ha desarrollado a pesar de todas las catástrofes que ha experimentado, y aquí seguimos, sólo espero que ese poder inmenso que tenemos, se una a la conciencia global de que sólo podremos seguir evolucionando en este planeta unidos a la naturaleza, a la tierra, al mar y al aire, a nuestra verdadera madre, Gaia, que voluntariamente o no, nos ha ayudado a llegar hasta aquí.

Resumiendo, aparte de descansar y disfrutar sin más durante el tiempo vacacional, es también muy interesante aprovechar esa oportunidad de tiempo libre para expandirnos, para ver más allá de lo acostumbrado, para tomar conciencia de lo maravilloso que es este planeta y lo mucho que nos necesita.

Espero que a todos os haya sido de provecho el parón veraniego, y os animo a retomar las buenas costumbres (aparte de la siesta) de ejercitar el cuerpo y la mente de forma natural, con la práctica del chikung y del taichi.
Un abrazo fuerte y os espero en clase para saludaros personalmente.

Pequeño resumen fotográfico de mi viaje por Tailandia: