Septiembre es un mes curioso, de mucho movimiento, empieza una nueva etapa escolar y laboral en muchos casos. Volvemos a la rutina con un aire diferente, más despejado quizá, después de haber descansado y disfrutado de las vacaciones, tenemos ganas de cambios, y empezamos por la LIMPIEZA. Aparte de la limpieza habitual, en este mes en concreto, sentimos cierta necesidad de Limpiarlo "Todo". Ordenar cajones y armarios, tirar lo que ya no necesitamos, es como un sexto sentido que nos sensibiliza, que nos hace despojarnos de lo que ya no queremos que "viaje" más con nosotros. Empezamos con adelanto nuestro propio otoño, momento de REGENERACION.
Esta Regeneración no afecta únicamente a lo material, sino a todo nuestro ser. Cuando "limpiamos" por ejemplo un armario de ropa vieja, no usada durante tiempo, no solo nos hacemos un favor con respecto al espacio ganado, sino que también estamos regenerando y si, "limpiando" nuestras emociones, despojándonos de lo que ya no necesitamos, liberándonos del dilema, de la duda, del apego. Cada elección es un mundo. No es tarea fácil, pero sí necesaria, para empezar este otoño con menos "mochilas" emocionales. Es un trabajo mental y emocional muy importante en la vida, y más en una sociedad avanzada como la nuestra, en la que no paramos de consumir e interactuar con muchas personas.
Es enormemente liberador y transformador darse cuenta de que se vive igual de bien con menos cosas.
Que las "cosas" aparentemente insignificantes, pueden pesar mucho sobre nuestras espaldas.
Que el apego es sin duda un obstáculo importante en nuestro desarrollo como personas adultas y conscientes.
¿Por qué le cuesta tanto al ser humano deshacerse de lo viejo? Son apegos al pasado, a los sentimientos que albergamos hace años, o quizá miedos inconscientes al futuro, por lo que pueda pasar, o quizá también la incertidumbre que genera el presente, que nos impide tomar decisiones, por miedo a equivocarnos.
Sea cual fuere la causa de este apego, lo que está claro, es que todo es energía, y cuando ordenamos "el armario", ordenamos nuestra alma, nos aligeramos, nos sentimos más tranquilos/as.
Si el apego a las cosas es intenso, a las ideas es mucho más. Creencias propias o inculcadas, es algo que debería estar en nuestra balanza mental continuamente. No dar nada por sabido, nada por hecho, nada por sentado. Nos liamos con una cuerda que no sabemos luego desatar, y sufrimos el "desequilibrio" emocional en silencio, y en otros casos a grito pelado.
El Budismo, en cualquiera de sus vías, es una gran herramienta para darnos cuenta de hasta qué punto sentimos esa identificación, y de qué efectos tiene sobre nuestra actitud ante la vida. Focaliza su filosofía de vida precisamente en esto, en la No Identificación. Cuantas menos cosas creas de ti mismo, cuantas menos etiquetas lleves en la frente, más libre serás.
Todo se regenera constantemente, con o sin nuestro apoyo todo avanza, todo está sujeto a la ley de impermanencia, solo hay que observar alrededor atentamente.
Por ello, y aprovechando la energía regenerativa de este mes, no te quedes corto/a, obsérvate, reflexiona, se adulto/a, y toma decisiones. Lo que fue, ya pasó. Lo que está por llegar, quien sabe, tu presente es lo único que importa, tus sentimientos en el "AHORA" son lo único que importa, tu libertad, lo único que está en juego.
Un abrazo y buena y profunda Regeneración a todos!
Alicia
Acabo de recordar este cuento Zen, que viene muy al caso, que lo disfrutéis,
"Cuenta la leyenda que en un monasterio budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas del Himalaya, un buen día uno de los monjes guardianes más ancianos falleció. Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenas de profundo respeto y misticismo. Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián. Debía encontrarse el monje adecuado para llevárselas a cabo. El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quién ocuparía el honroso puesto de guardián.
El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, colocó una magnifica mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta, colocó un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo:
-“He aquí el problema. Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva.”
Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de gran valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro. Los monjes se quedaron como petrificados en el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas… ¿Qué representaría ese bello jarrón con flores? ¿Qué hacer con él? ¿Cuál podría ser el enigma encerrado de tan delicada belleza? ¿Simbolizaría acaso las tentaciones del mundo? ¿Podría ser algo tan simple como que necesitara agua la flor? Eran tantas preguntas…
En un momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y … zas!! Destruyó todo de un solo golpe.
Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo:
-“Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro Guardián del Monasterio”.
En realidad, poco importa cuál sea el problema. Hay problemas cuyo aspecto nos confunde, pues halaga los sentidos. En el fondo sigue siendo un problema.
Si el problema, es exactamente eso: un problema, y precisa ser eliminado, no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se ha esfumado. Por más hermosa que haya sido la experiencia que has vivido o lo significativa que haya sido la persona con quien has estado, si no existiera más sentido para ello en tu vida, tiene que ser eliminado.
Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida.
Un antiguo proverbio Chino dice: Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de té, es necesario primero tirar el té y entonces podrás servir y beber el vino.
Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a aquellas personas del pasado que no tienen más sentidos que sigan ocupando un espacio en tu mente. Exígete a ti mismo lo que te gustaría exigirles a los demás, y a los demás déjalos tranquilos sin esperar nada de ellos, así te ahorraras disgustos.
No te quejes con tu Dios diciéndole que tienes un gran problema, dile a tu problema que tienes un gran Dios, y ese Dios eres tú".