Este post está inspirado en el libro "La medicina del Alma" de Eric Rolf.
Cada parte de nuestro cuerpo nos habla, nos da señales de cómo estamos movilizando la energía, si tenemos algún bloqueo y atendemos cautelosa y silenciosamente, veremos más allá del propio dolor o molestia lo que está causando esa señal de alarma. Es decir, el origen del síntoma, la raíz del problema.
La medicina occidental está muy enfocada a erradicar los síntomas, esa es su prioridad, y para ello recurre a infinidad de fármacos, inflando nuestros dispensarios y sus bolsillos.
Esta claro bajo mi punto de vista, que la salud y su preservación va mucho más allá de paliar los síntomas, erradicarlos o incluso hacerlos crónicos, irónicamente hablando.
La salud es nuestra primera y más absoluta responsabilidad en la vida.
Es nuestra "carrocería", el chásis con el que nos movemos por el mundo. Siempre me gusta utilizar el símil del coche, del mercedes exactamente. Es breve así que lo expongo de nuevo.
El cuerpo sería la carrocería y digamos que el chásis de un buen Mercedes. Viene con todo tipo de detalles alta Gama!, reluciente, brillante, todo bien engrasado y ensamblado. Con sus neumáticos bien hinchados, y preparado para salir disparado cortando el viento.
Las emociones serían la Gasolina. Sin ellas el coche no va a ninguna parte y pierde su significado.
La mente, la conciencia, es la que conduce este Mercedes. Sin dirección, sin conciencia, podemos estrellarnos a la primera vuelta.
Digamos que si no cuidamos la carrocería (neumáticos incluidos) no le echamos gasolina de calidad, y no tenemos un lugar a donde ir...este Mercedes no sirve para nada.
Así funciona nuestro complejo sistema, somos un "cuerpo", sagrado y reluciente, somos las "emociones" que nos hacen sentir y afrontar la vida (y las curvas), y somos "mente" la que nos lleva a buen puerto! (a veces hasta el éxtasis).
Para mantener el equilibrio de estas tres energías o aspectos del ser humano (los tres tesoros del Chi-Kung) es necesario empezar la casa por los cimientos, es decir, tomar conciencia.
Encontrar el origen a nuestros problemas no es tarea fácil. Sufrimos indecibles dolencias, la mayoría parten del alma, pero no las identificamos ni tan siquiera con la mente, estamos y nos sentimos tan divididos dentro de uno mismo, como si lo que nos pasara no tuviera nada que ver con nosotros. Primera creencia errónea.
La atención al cuerpo se malinterpreta a veces haciéndonos parecer "engreídos" o "narcisistas", pero esa es otra de las muchas creencias limitantes del ser humano que más que aportar algo nuevo y enriquecedor a la persona, la prejuician y en definitiva la bloquean. Por eso, a palabras necias oídos sordos. Una ha de aprender a escucharse, lo cual no pasa necesariamente por tener una actitud egocéntrica. Tiene más que ver con una toma de responsabilidad para con uno mismo. Escuchar es aprender, es crecer, es evolucionar.
Es nuestra "carrocería", el chásis con el que nos movemos por el mundo. Siempre me gusta utilizar el símil del coche, del mercedes exactamente. Es breve así que lo expongo de nuevo.
El cuerpo sería la carrocería y digamos que el chásis de un buen Mercedes. Viene con todo tipo de detalles alta Gama!, reluciente, brillante, todo bien engrasado y ensamblado. Con sus neumáticos bien hinchados, y preparado para salir disparado cortando el viento.
Las emociones serían la Gasolina. Sin ellas el coche no va a ninguna parte y pierde su significado.
La mente, la conciencia, es la que conduce este Mercedes. Sin dirección, sin conciencia, podemos estrellarnos a la primera vuelta.
Digamos que si no cuidamos la carrocería (neumáticos incluidos) no le echamos gasolina de calidad, y no tenemos un lugar a donde ir...este Mercedes no sirve para nada.
Así funciona nuestro complejo sistema, somos un "cuerpo", sagrado y reluciente, somos las "emociones" que nos hacen sentir y afrontar la vida (y las curvas), y somos "mente" la que nos lleva a buen puerto! (a veces hasta el éxtasis).
Para mantener el equilibrio de estas tres energías o aspectos del ser humano (los tres tesoros del Chi-Kung) es necesario empezar la casa por los cimientos, es decir, tomar conciencia.
Encontrar el origen a nuestros problemas no es tarea fácil. Sufrimos indecibles dolencias, la mayoría parten del alma, pero no las identificamos ni tan siquiera con la mente, estamos y nos sentimos tan divididos dentro de uno mismo, como si lo que nos pasara no tuviera nada que ver con nosotros. Primera creencia errónea.
La atención al cuerpo se malinterpreta a veces haciéndonos parecer "engreídos" o "narcisistas", pero esa es otra de las muchas creencias limitantes del ser humano que más que aportar algo nuevo y enriquecedor a la persona, la prejuician y en definitiva la bloquean. Por eso, a palabras necias oídos sordos. Una ha de aprender a escucharse, lo cual no pasa necesariamente por tener una actitud egocéntrica. Tiene más que ver con una toma de responsabilidad para con uno mismo. Escuchar es aprender, es crecer, es evolucionar.
Eric Rolf ha aprendido a escuchar divinamente. Este libro es 100% recomendable para todos los que tengáis inquietudes con respecto a la salud. Yo lo repartiría también a médicos y enfermeras del mundo entero, entenderían así a los pacientes de una forma más holística y acertada. Algún día llegará. Ya he visto muchas cosas durante este confinamiento, una me sorprendió gratamente, médicos y enfermeras en el Valle Hebrón cantando mantras y dedicando unos minutos a la meditación. Estamos en buen camino. El ser humano que trata con los más débiles o frágiles, crece más rápido interiormente, aprende a empatizar, aprende a vivir gestionando el dolor ajeno y a mitigar el propio. Es un camino de autoconocimiento maravilloso y si, una vía espiritual donde las haya. Como siempre, depende de cómo se viva y se gestione.
Yo siempre digo que no es el qué, sino el cómo, lo que da valor a las personas.
He resumido y escogido las partes del cuerpo más importantes y las que tienen más implicación en los movimientos de Chi-Kung y Tai-Chi.
Espero que os sorprenda y os agrade tanto como a mi.
Cadera: La cadera representa un salto en la conciencia personal. La cadera determina una de las divisiones del cuerpo, es el salto de la naturaleza animal a la humana. Fortalecer esta zona y darle movilidad ayuda a adaptarnos a los nuevos tiempos, nuevas formas de ver el mundo y a nosotros mismos. Aceptación, integración y reconocimiento personal.
Muslos:
Los muslos simbolizan el compromiso
personal con nuestros valores. Fortalecer los muslos ayuda a alinear nuestras
acciones con esos valores, afrontar desafíos creativos más altos y adoptar
valores personales más espirituales.
Área
abdominal: Es el área de las
emociones que son el motor de la vida. Tomar contacto con el centro vital y
emocional es empoderarse, es aprender a sentir sin miedo. Ser sensible no nos
hace más vulnerables, nos hace vivir la vida con más intensidad y disfrutar de
la experiencia vital. Sufrimos cuando nos resistimos mentalmente a sentir. Trabajar con el abdomen
y el diafragma a través de la respiración nos ayuda a tomar contacto con
nuestro “sentir”.
Área
respiratoria: El área
respiratoria simboliza las ganas de vivir y de estar presente, en el aquí y
ahora. Es aceptar la vida y contribuir. Cuando respiramos correctamente
aceptamos las circunstancias de la vida. Cuando sentimos bloqueo en la
respiración, ni damos ni recibimos. Aprender a respirar es aprender a fluir de
dentro hacia afuera.
Zona
baja de la espalda (Lumbares): La
zona baja de la espalda representa las necesidades básicas: supervivencia,
trabajo, competencia, miedos. Los problemas en esta zona pueden reflejar puntos
de vista limitados acerca del trabajo, del dinero, de las obligaciones o el
ambiente familiar. No es la “escasez” o las “obligaciones” lo que crea
problemas de espalda, sino la creencias acerca de ellas. Fortalecer las
lumbares agiliza el flujo de energía dando paso a un nuevo nivel de percepción,
integrando y liberando esos miedos y creencias limitantes.
Zona
alta de la espalda: Representa la
parte mental. El estado natural de la mente es el vacío, aunque cueste creerlo,
es así. La mente hace a veces “mucho ruido” perturbando nuestra paz. La mayor
parte de nuestros problemas los crea la mente. Los problemas en esta zona alta
de la espalda manifiestan creencias acerca de la necesidad de sufrir,
sacrificarse, y esforzarse para conseguir lo que se desea. Si uno cree que la vida
es una lucha, entonces “crea armas” en su mente. No hay buenos ni malos. Tú
decides acabar con la lucha, con la dualidad. Erradica el ego.
Hombros:
Los hombros son una zona fuerte del
cuerpo, las cosas que colocamos ahí son brutas o poco refinadas. Las personas
que tienen estrés suelen tener problemas en los hombros, “se cargan” porque
necesitan sentirse importantes e imprescindibles. Esta falsa creencia se
equilibra con el “no hacer”. El “no hacer” parece que no es nada pero es muy
fuerte, para “no hacer” se necesita poder. Cuando creemos que algo se está
cayendo, hace falta poder para observar lo que está pasando y confiar en que la
vida sabe lo que hace. Otra forma de vivir “el no hacer” es cuando uno disfruta
haciendo cualquier cosa que es lo mismo que “hacer sin esfuerzo”. Estar en el
presente y no dar importancia alguna a lo que no se tenga delante es una
herramienta poderosa, así como el liberar la energía acumulada a través de
estiramientos suaves y controlados.
Cuello:
El cuello es el puente que conecta las
experiencias físicas y emocionales con la cabeza. A cada instante estamos
integrando lo que estamos viviendo. Problemas en esta zona representan
resistencia a dicha integración. Fortalecer y relajar con balanceos y
estiramientos ayuda al desbloqueo energético y físico con su consecuente
mejoría en todos los planos.
Brazos:
Tanto los brazos como las manos tienen
dos caras: la interna y la externa. La cara interna simboliza participación y
compartir, y la externa, protección. Todo el brazo y la mano se relaciona con
el proceso de dar, según la fuerza que necesites utilizas todo el brazo, o solo
la mano o los dedos. Cuando se utilizan para protegerse o como armas sufren
daños, y no hay que protegerse más allá de las tonterías de uno mismo. Los brazos
simbolizan también la distancia entre tú y las cosas que das, esa distancia es
el desapego.
Codos:
Libertad e independencia. La libertad
es algo que se siente, no que se tiene. Lo más hermoso que podemos hacer por
alguien es hacer que se sienta amado y libre para seguir su propio camino.
Problemas codo izdo. deseo de libertad interior, codo dcho. libertad exterior,
actuar sin obligación.
Muñecas:
Simbolizan la flexibilidad personal en
las creencias y puntos de vista. La flexibilidad nos mantiene vivos, porque
todo está cambiando constantemente. Las creencias caducan porque nosotros
evolucionamos. Hay que ser flexible en todas las direcciones (rotación amplia
de muñeca).l Cuando uno cree que está siendo flexible es probable que sólo sea
en una dirección. Los problemas en muñecas denotan rigidez y limitaciones en el
punto de vista, querer tener razón.
Intentar ver las cosas desde el punto de vista de otra persona es
practicar la flexibilidad.
Manos:
Las manos tienen dos caras, la interna
y la externa. Con una damos y con la otra tomamos o recibimos. Son el
simbolismo de dar y recibir, aunque en realidad el recibir no es otra cosa que
dar al otro la posibilidad de dar, es decir, cuando recibimos “damos”
pasivamente. Venimos al mundo a dar, a contribuir, el dar es el motivo de
nuestra existencia.
Un abrazo afectuoso,
cuando nos dejen,
como la canción de Tamara..."si nos dejan"...muy bonita por cierto