sábado, 30 de mayo de 2020

SALUD HOLÍSTICA


Para entender lo que es la salud holística, primero debemos entender qué es la enfermedad, o mejor dicho, por qué enfermamos. Sabemos que a nivel energético la enfermedad es un bloqueo en el flujo de chi en los meridianos, y ese bloqueo causa un estancamiento que si se prolonga en el tiempo puede causar desequilibrios más o menos graves en el organismo.  

¿Por qué se bloquea la energía y el flujo de chi? Puede haber muchos motivos, desde una lesión por accidente, produciendo la consecuente herida o lesión en los tejidos, o un estado emocional desequilibrado, que es sin duda uno de los motivos más comunes en nuestra sociedad avanzada. 

La mente es muy poderosa, crea y destruye. 

Las emociones causadas por una mente focalizada en los aspectos negativos  que a su vez se producen por las creencias limitantes  sobre nuestra experiencia en el pasado, son la causa de la mayor parte de nuestras “enfermedades”. Cuando no reconocemos ese origen emocional en nuestro desequilibrio (enfermedad) es que no estamos escuchando las señales, estamos desconectados de nuestro cuerpo. Es como si la cosa no fuera con nosotros. Esa falta de responsabilidad hacia nuestro propio proceso interno es digno de atención y por supuesto de rectificación si queremos mantenernos saludables.

 Para sanar, es imprescindible saber escuchar las señales que emite el cuerpo. En primer lugar estas señales, son mentales, luego se traducen a señales emocionales, y finalmente se somatizan en el cuerpo físico, que por decirlo así sería el niño que llora cuando tiene hambre. Hemos sido descuidados y no hemos atendido a tiempo las otras señales, y ahora toca reparar los daños desde el principio, donde se originó el desequilibrio o la primera  desatención, la mente.

Cambiando nuestra manera de pensar nos ahorraríamos tantos sufrimientos que no nos lo podemos ni imaginar. Y no sufrimientos sentimentales solo no, sino también físicos, porque somos un Todo, un complejo sistema de tejidos, emociones, pensamientos y conciencia, eso es el Ser humano, y de ahí las terapias holísticas, que son las que entienden y atienden al ser humano en sus múltiples  aspectos, físico, mental y espiritual.

La primera creencia limitante e inequívocamente  desalentadora para empezar nuestro proceso de curación sería: “ Yo no he hecho nada para enfermar” porque irremediablemente te lleva a un “Yo no puedo hacer nada para sanar”. 

Cuando rompemos esta creencia, comúnmente se dice que hemos “reconocido” que tenemos un problema, es una redención, es un primer paso hacia la sanación, y quizás, según mi criterio, el más difícil.

Las creencias nos condicionan, son nuestros valores y muchos de ellos muy loables, pero hay siempre algunas creencias inculcadas, aprendidas y adheridas a nuestra forma de  pensar, que nos fueron utiles en el pasado pero no nos sirven en el presente. En realidad no nos pertenecen, no nos aportan un bienestar, no sentimos una alineación sincera con ellas, es por eso, cuando una creencia se vuelve peligrosa, cuando  te limita con frecuencia a la hora de afrontar la vida.

La mayor parte de estas creencias  se originan en el pasado, a una edad temprana  en la niñez. Y posiblemente hoy, de forma inconsciente, te estén afectando, llevándote a hacerte la pregunta “¿Por qué me tuvo que  pasar a mi?, en vez de ¿para qué? Pues toda experiencia esconde un aprendizaje si observas más allá de las apariencias.

También la nostalgia al pasado, a algo que fuimos o tuvimos, es algo que argumentamos como positivo, cuando en realidad está creando un sentimiento de negación hacia el momento presente, y que de forma directa afecta a tu salud. Si te entristece o te deprime pensar en lo que fue que ya no es, tienes un problema de salud, salud emocional, pero salud.

Cuando con el transcurso de los años mantenemos la creencia de que hemos  perdido todo el poder, la jovialidad, la belleza, la capacidad de amar, de disfrutar de la vida, de divertirnos, de jugar, de ser influyentes y sabios/as consejeros, de ser creativas, de ser deseadas, de ser competentes y útiles, quizá no en nuestro trabajo ya por tema de jubilación, pero sí en otras áreas de la vida, esas creencias, diversas y apabullantes, nos están afectando de forma sutil y gradual. Efectivamente empezamos a sentirnos infelices, desanimadas, tristes y deprimidas, con su consecuente repercusión en nuestro estado físico. La ley de Causa y efecto. 

Nada se produce en un segundo, todo se va acumulando en nuestro complejo sistema durante bastante tiempo antes de que salten las alarmas, por eso hemos de estar alertas y atentas de no acumular sentimientos ni emociones negativas durante más tiempo del necesario, porque todo el abanico de emociones es necesario, estamos vivos para sentirlo, pero también debemos a aprender a ser maduros, y soltar, dejar pasar los estados que nos quitan energía, que nos debilitan y aprender a sustituirlos por estados anímicos positivos. Como dice Kuppers, es nuestra responsabilidad buscar las herramientas, llámense motivaciones, sueños,  ilusiones o aficiones, lo que sea, para subirnos el ánimo, para estar más contentos, más felices. Si no lo haces tú, no lo hará nadie por ti.

Yo elegí practicar Chi-kung. Entonces lo hice intuitivamente, era joven, ahora, igual de jovial pero más consciente y después de 20 años de practica y enseñanza ininterrumpida, volvería a elegirlo, pero con madurez y muchas más razones de peso.

La activación de la energía en los meridianos equilibra las emociones y sus efectos “adversos”, neutralizando la negatividad de la mente a través de la respiración consciente.

Por eso nos sentimos tan bien después de hacer Chi-kung, es como una ducha de energía positiva que “limpia” la mente y las emociones, dejándonos livianos, alegres y felices como niños. Parece que los problemas desaparecen, ya no nos sentimos preocupados como antes, más bien aprendemos a aceptar el presente tal cual es

La aceptación del momento presente, no solo con resignación, sino con la alegría de quien atesora un gran tesoro (tres tesoros alineados)  es la fuente de la salud y de la felicidad para mí.

Un abrazo cálido,
También curativo 100% y más en estos tiempos que corren.

Alicia