Una vez que conocemos la
secuencia de la forma y ya no tenemos que pensar cual es el movimiento que
tenemos que ejecutar a continuación debemos dar el siguiente paso en nuestro
entrenamiento. De esta manera dejaremos de hacer una secuencia de movimientos
con mayor o menor dignidad como si fuese una tabla de gimnasia, para empezar a
hacer Tai-Chi-Chuan. A partir de ahora
tenemos que empezar a buscar calidad en nuestra forma, pero, ¿en qué consiste
la calidad? ¿Cómo se define la calidad en el Tai-Chi-Chuan? Yang Chengfu dictó una lista con los diez Principios del Tai-Chi-Chuan para responder a esta
difícil pregunta que comentaremos a continuación:
1.La energía
en lo alto de la cabeza debe ser ligera y sensible
«La energía en lo alto de la cabeza » significa que la
cabeza debe de llevarse recta, sin ladearse, así el espíritu (Shen) alcanza su punto más elevado. Para
este propósito, no se debe usar la fuerza. Si se usa la fuerza entonces la
espalda y la nuca quedan rígidas y la sangre y el Chi (energía) no circulan.
Debe existir una sensación de ligera sensibilidad y naturalidad. Sin esta
suavidad y sensibilidad la energía no llega a la parte superior de la cabeza y
el espíritu no alcanza esta parte. Además, desde el punto de vista de las artes
marciales, debemos tener en cuenta la actitud que queremos mostrar. Una cabeza
erguida, relajada y con la vista al frente, muestra una mayor sensación de
seguridad en uno mismo que una cabeza agachada, mirando al suelo.
2.
Hundir el pecho y elevar la espalda
«Hundir el pecho» significa que el pecho debe estar suavemente relajado permitiendo que el Chi descienda al Tan-Tien. Se debe evitar totalmente expandir el pecho, para que el Chi no se concentre en él, lo que haría que el centro de gravedad se desplazase hacia arriba produciendo ingravidez en las plantas de los pies.
«Elevar la espalda»
significa que el Chi se adhiera a la columna. Si se relaja el pecho, entonces
la espalda se eleva de forma natural, permitiendo que la fuerza salga desde
ella.
3.
Relajar la cintura
La cintura es el punto central del cuerpo. Si la cintura está relajada, entonces las piernas, que son nuestra base, tienen fuerza y nuestra posición es estable. Cambiar el «lleno por vacío» tiene su origen en la rotación de la cintura. Si el movimiento no posee energía tenemos que buscar la causa en la cintura. Por eso se dice que la cintura es el área más vital.
4.
Distinguir entre Lleno y Vacío
Distinguir «Lleno de Vacío» es el primer principio del Tai-Chi-Chuan. Si el peso de todo el cuerpo permanece en la pierna derecha, entonces la pierna derecha esta llena (yang) y la izquierda vacía (yin). Solamente después de distinguir entre Lleno y Vacío, entre yin y yang, podremos girar en los movimientos, de forma ágil, suave y sin esfuerzo. Si no podemos hacer esta distinción nuestros pasos serán pesados y las posturas incómodas e inestables y seremos desequilibrados fácilmente por la inestabilidad de nuestra postura.
5.
Hundir los hombros y dejar caer los codos
«Hundir los hombros» significa que hay que relajarlos y dejarlos caer. Si no están relajados y cuelgan hacia abajo sino que están elevados, el Chi se eleva con ellos y todo el cuerpo queda sin fuerza. Dentro de este concepto hay que tener en cuenta que relajar y dejar caer no deben confundirse con realizar una fuerza para mantenerlos bajos, sino que se trata de mantenerlos libres de tensión durante la ejecución del movimiento.
«Dejar caer los codos» significa que los codos estarán relajados, dejándolos caer hacia abajo permitiendo que sigan el movimiento para conectar la fuerza interna. Si los codos están levantados entonces los hombros no pueden estar relajados, produciéndose un bloqueo de energía de manera que al cuerpo se le hace difícil aplicar el Jin (fuerza interna) y el movimiento queda duro y agarrotado.
Hundir los hombros y dejar caer los codos está unido entre sí de manera que ambos se han de dar de manera simultánea.
6. Usar
la mente y no la fuerza
Esto está establecido en el «Tratado de Tai Chi Chuan» y significa que debemos confiar exclusivamente de la mente y no en la fuerza. En la práctica del Tai-Chi-Chuan todo el cuerpo debe estar relajado. Si podemos eliminar incluso la más mínima sensación de pesadez, evitando el bloqueo en los nervios, los tendones y huesos que restringe la libertad de movimiento, los movimientos serán suaves, circulares, ágiles y espontáneos.
Los meridianos del cuerpo son como vías de agua. Cuando estas vías se abren, el agua puede correr libremente; Asimismo, cuando los meridianos se abren, el Chi pasa a través de ellos. Si la rigidez bloquea los meridianos, el chi de la sangre se obstruirá afectando a nuestros movimientos. Pero si utilizamos la mente, y no la fuerza, dondequiera que vaya la mente, el chi la seguirá por todo el cuerpo, de manera que tras una larga práctica, se logrará la verdadera energía interna. Esta es una característica del Tai-Chi-Chuan que cuesta mucho asimilar. De hecho, muchos practicantes llegan a dominar la suavidad, pero sin desarrollar ninguna energía interna. La razón de que no se llegue a desarrollar nada o muy poco de esta energía es por que no se ha comprendido la aplicación de la mente o la intención. No puede salir un flujo de energía sin intención; el Tai-Chi-Chuan no se completará sin la intención.
Así se entiende lo que dice el «Tratado de Tai Chi Chuan», «solo de la mayor suavidad viene la dureza». Los brazos de aquellos que han practicado Tai-Chi-Chuan son como hierro oculto en algodón y son extremadamente pesados.
7.
Unidad de la parte superior y la parte inferior del cuerpo
La «Unidad de la parte superior y la parte inferior» es lo que en el «Tratado de Tai Chi Chuan» hace referencia a «la raíz esta en los pies, se distribuye a través de las piernas, se controla por la cadera y la cintura y se expresa en las manos».
Desde los pies a las piernas y a la cadera debe circular el Chi (energía) de forma continua. Cuando las manos, cadera y cintura y pies se mueven, el espíritu (Shen) en los ojos, se mueve al unísono. Es entonces cuando hay unidad en la parte inferior y superior del cuerpo.
Para entrenar este
principio en nuestra forma debemos observar que en cada movimiento, todo el
cuerpo está conectado. Empieza a moverse simultáneamente y finaliza sin que
ninguna de sus partes termine antes que la otra. Debemos por tanto tener en
cuenta en nuestro entrenamiento las tres coordinaciones básicas:
• La mano se corresponde con el pie
• El codo con la rodilla
• Los hombros con las caderas
8. La
Unidad de lo Interno y lo Externo
Lo que el Tai-Chi-Chuan entrena y ejercita es el espíritu (Shen). Por consiguiente se dice «el espíritu dirige y el cuerpo le sigue».
Si levantamos el espíritu, entonces nuestros movimientos serán naturales, ligeros y suaves. Cuando lo interno y lo externo se unifican como un solo Chi, entonces no hay interrupción.
Si el espíritu no dirige, si no hay intención, el movimiento se convierte en un mero zarandeo de brazos y piernas. Esto sería suficiente si sólo buscásemos realizar ejercicio físico, pero para aprovechar las ventajas del Tai-Chi-Chuan hay que utilizar también la mente y la intención. Esto sólo se puede conseguir si se comprenden los movimientos. El Tai-Chi-Chuan nació y creció como un arte marcial. Si se entienden los movimientos verdaderamente, se puede utilizar la intención de la mente para permitir el flujo de chi y poder hacer así una unidad entre lo interno y lo externo.
9. Continuidad sin interrupción
La fuerza de los que practican los sistemas externos empieza y termina,
continúa y para. La fuerza inicial se consume antes de aparecer la nueva. Sin
embargo, en Tai-Chi-Chuan se usa la mente y no la
fuerza. Desde el principio al final no hay interrupción. Cuando practicamos la
forma del Tai-Chi-Chuan o el empuje de manos (tuishou) se debe realizar un
solo movimiento de principio a fin y el cambio de vacío a lleno, del Yin y del
Yang, imita el permanente movimiento de la naturaleza. Todo está completo y es
continuo, circular e interminable, esto es lo que los clásicos llaman «como un
gran río fluyendo sin fin». Todo esto expresa la idea de continuidad en un solo
Chi.
10. Buscar la Quietud
en el Movimiento
En los sistemas externos se realizan muchos trabajos que agotan el chi y hacen que los practicantes se queden sin aliento. El Tai-Chi-Chuan usa la quietud o calma para oponerse o contestar al movimiento. Incluso cuando estamos en movimiento permanecemos en calma. Por tanto al practicar las posturas es mejor hacerlo lo más lentamente posible.
Cuando se ralentiza el movimiento, entonces la respiración es más lenta y larga y el Chi puede bajar al Tan-Tien, evitándose de una manera natural los efectos perjudiciales del pulso acelerado.
Este principio es mas fácil de conseguir en la ejecución de la forma, pero no lo dominaremos hasta que no seamos capaces de poder sentir esa calma a la hora de trabajar en parejas, como en el tuishou o realizando aplicaciones marciales. Si buscásemos una analogía podríamos decir que el movimiento debe ser flexible y fluido como un río, y la mente fuerte y sólida como una montaña.